Francesc Macià encarnaba el ansiado patriotismo catalán
envuelto en la figura apacible de quien se siente respaldado incluso por sus
adversarios políticos.
Líder indiscutible de Esquerra Republicana de Catalunya,
proclama el Estado Catalán dos días después de la victoria republicana en las
elecciones. Un Estado, el catalán, que “pide a los demás pueblos de España la
colaboración para la creación de una Confederación de pueblos ibéricos”. Más de
100.000 personas gritan vivas a Macià al que idolatran y ven como un autentico
líder.
Masia junto a Companys, fundador de Esquerra Republicana de Catalunya
Lluís Companys, su compañero de partido, había proclamado
dos horas antes y de manera apresurada la victoria de la Segunda República. Tal
premura se basaba en la promesa hecha por los dirigentes catalanistas en el
Pacto de San Sebastián de 1930 de trabajar conjuntamente para solucionar el
problema catalán.
Francesc Macià proclama desde el Ajuntament el Estado Catalán
Macià nace en Vilanova i la Geltrú y con 15 años ingresa en
la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. Asciende a capitán y llega
a ser jefe de la comandancia de ingenieros. Se casa con una joven proveniente de
una familia rica y tiene una hija. La cual, se casará con Josep Taradellas,
presidente de la Generalitat durante el exilio y la Transición
Su primera decisión política fue rechazar públicamente las
provocaciones catalanistas del periódico La Veu y del semanario humorístico
Cu-Cut, ediciones estas, que fueron secuestradas por el Ejército. Este
incidente ocasionó la caída del Ejecutivo de Montero Ríos y la llegada al poder
de Moret.
Este hecho repudiado por las fuerzas catalanistas, impulso
la integración de frentes políticos marginales en Solidaritat Catalana,
proyecto ideado por la Lliga Nacionalista. Es en 1907 cuando Macià es elegido diputado
por esa formación. Siendo diputado catalán, el Ministro de la Guerra le asciende
y lo destina a Santoña, pero el recelo del Ejército al nacionalismo le hace
abandonar la carrera militar y luchar por la política.
En 1908, un año después, Macià abandona voluntariamente la
formación a la que pertenece convencido de que es un instrumento inútil al
servicio de la oligarquía dominante.
Durante los años de la Primera Guerra Mundial visita varias
veces Francia en busca de ideas y de apoyos que le impulsen a dar un giro ideológico y político hacia la izquierda independentista.
En 1919 funda la Federación democrática Nacionalista que aglutina grupos de
izquierdas bajo la consigna de la independencia de Catalunya y la integración
de ésta en una confederación ibérica.
Sigue con firmeza sus pasos independentistas hasta que Primo
de Rivera promulga un Real Decreto que señala como delito la expresión de ideas
independentistas y la exhibición de banderas nacionalistas. Macià se exilia
para ejercer una oposición sin tregua convencido de sus ideales políticos.
En 1925, recauda fondos con el fin de dirigir una expedición
desde Paris con más de 100 hombres para entrar en Cataluña por la frontera
francesa y proclamar la Republica Catalana.
El intentó se frustró al ser descubierto su plan por los gendarmes franceses
en Prats de Molló siendo detenidos casi 200 hombres armados con fusiles y ametralladoras.
Al final de la dictadura de Primo de Rivera, intensifica de
nuevo sus colaboraciones con la izquierda española y forma Esquerra Republicana
de Catalunya, con la que vencerá en las elecciones municipales. Su ambicioso
proyecto se esfuma cinco días después con la visita de tres Ministros (Fernando
de los Ríos, Marcelino Domingo y Nicolás D´Olwer) para proclamar la Generalitat
basado en un Gobierno autónomo inspirado en el Medievo catalán.
Macià preside el Gobierno hasta su muerte el 25 de Diciembre
de 1933. En sus últimos años impulsa el estatuto de Nuria, que termina por
aprobarse en Las Cortes el 9 de Septiembre de 1932.
Con el aval que le da la aprobación de su Estatut, ERC
arrasa en las primeras elecciones al Parlamento Catalán donde se visualiza a una
Catalunya libre como región, socialmente prospera y espiritualmente gloriosa.
En Noviembre de 1933, tras un lento y farragoso traspaso de
competencias, la derecha logra arrebatar el poder a la izquierda nacionalista.
Macià muere un mes después de que el largo noviazgo entre republicanismo y la
izquierda independentista llegara a su fin.
El entierro de Macià es una de las mayores muestras de duelo
popular vividas en Catalunya.
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